La Caída Del Muro De Berlín De La Arquitectura Moderna

Aquel conjunto Pruitt-Igoe se transformó en cumulo de población negra que fue empujada a vivir en departamentos pequeños, mal distribuidos, horriblemente administrados, peor ventilados, y que eran servidos por espacios comunes que en la práctica eran tierra de nadie, el lugar ideal para la aparición de focos de delincuencia, prostitución y tráfico de drogas. A decir verdad, Pruitt-Igoe nació muerto: en su época de resplandor –si es que alguna vez lo tuvo- sólo alcanzó a tener un 60 por ciento de sus departamentos ocupados. Para 1971 sólo residían allí seiscientos vecinos en 17 edificios; los otros 16 ya habían sido clausurados por una autoridad que hacía rato se había dado cuenta que allí los planes de renovación urbana estaban condenados a ser puro verso. La carga de dinamita que estalló aquella tarde de marzo de 1972 constituyó lo que para muchos fue la caída del muro de Berlín de la arquitectura moderna, el comienzo del fin de una manera de entender la ciudad y el habitar en ella que en los hechos proyectaba la deshumanización del espacio construido.

la demolicion del Pruitt-Igoe - Minoru Yamasaki

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